El fundador del Shogunato Tokugawa, Tokugawa Ieyasu, escogió Nikko como el lugar para su eterno descanso. La impresionante belleza del Santuario de Tosho-gu en Nikko (Patrimonio de la Humanidad), consagrado al alma del shogún, causa admiración a los visitantes. Dentro de sus recintos, se encuentran numerosos edificios que han sido designados como Tesoros Nacionales o Bienes Culturales Importantes de Japón. Los maestros artesanos que se congregaron desde todos los rincones del país emplearon laca y vivos colores en la construcción del Santuario de Tosho-gu, y tallaron profudamente las columnas y otras partes de los edificios. Según los datos de la época, en él trabajaron un total de 4.540.000 personas, y su construcción se completó en un periodo de un año y cinco meses.